Ricardo Puente tuesta y muele en la localidad sierense café de Honduras, Brasil y Vietnam desde hace más de 30 años

En Lieres huele a café. La culpa es de Ricardo Puente, que hace más de tres décadas decidió montar en esta parroquia del concejo de Siero, enfrente de la casa donde nació, una empresa cafetera. Se llama Cafés Batrakof y sí, el nombre también tiene su historia. Quizás muchos no conozcan esta marca, pero “el que lo prueba, repite, no quiere otro”. La frase es de su mujer, cuyo apellido da nombre a la empresa.

Puente envasa una media de 7.000 kilos al año, que él mismo reparte y vende. “Suelo tostar cinco días a la semana, una media de 600 kilos al mes”, explica. Tiene su clientela fiel y su café puede encontrarse en tiendas de Siero, Langreo, Llanes, Oviedo y Gijón, entre otras. Esa relación de confianza y el trato personalizado con los clientes le han llevado a mantenerse en el tiempo y a hacer del tueste de café una forma de vida. También vende en Lieres, donde se ubica el tostador de café.

El idilio de Ricardo y el café arrancó hace ya muchos años. Surgió por casualidad. Iba para médico, pero decidió dejar a un lado la bata. “Emigré a Venezuela, porque tenía allí unos familiares, en la década de los ochenta. Un día, leyendo una revista, descubrí que el precio del café se estaba incrementando. El titular era algo así como que el café en España iba a llegar a las 1.000 pesetas”, recuerda. Sin pensarlo mucho más, volvió a casa, a Lieres, a poner en marcha su empresa cafetera.

El primer paso fue recabar toda la información posible sobre cómo tostar café. Intentó visitar alguna fábrica, pero le resultó complicado. Aun así, siguió adelante. También había que buscar la maquinaria necesaria. Y tampoco fue sencillo, sobre todo por el coste que suponía. Al final, logró hacerse con una vieja tostadora en Oviedo y a los pocos años con otra más pequeña, con capacidad para quince kilos, en la zona de Luanco y Candás, la misma que hoy en día sigue tostando granos. “Fue como un flechazo, todavía la tengo”, indica.
Puente, que se provee de grano verde procedente de Honduras, Brasil y Vietnam, tuesta bajo demanda y quizás sea éste otro de sus secretos. ¿Qué tiene este café? “Pues no lo sé, pero para mí es el mejor, es equilibrado y con un aroma inigualable”, explica el artesano del café, que añade que “es un orgullo que la gente alabe este café, que diga que no cambia de marca”.

Y hablando de la marca, recuperemos la historia prometida al inicio. Porque Cafés Batrakof para una empresa de Lieres no parece lo más corriente. Es el apellido de su mujer, de origen ruso. La firma comercial inicial se llamaba Ultramar, pero hubo que cambiarla porque un empresario le contactó para comunicarle que ese nombre ya estaba registrado. Pocos días antes de esa llamada había encargado a la imprenta 17.000 bolsas de Ultramar. Por suerte pudo parar la producción, pero tuvo que decidir sobre la marcha la nueva marca comercial. “Y ahora, ¿qué nombre le quieres poner?”, le preguntaron. “Pues no sé… Batrakof”, fue su respuesta. “Fue lo primero que me vino a cabeza”, comenta entre risas, mientras enfría los granos de café recién tostados.

Ricardo Puente es de los pocos, si no el único, tostadores artesanos de café que quedan en Asturias. “No soy pequeño, soy microscópico”, apostilla. Sea como fuere, Puente tiene previsto seguir tostando granos de café desde su Lieres natal, desde su casa.