Opinión, por Joaquín Cimadevilla (Ingeniero Agrónomo)
El futuro en el cultivo de las frutas y hortalizas tiende a ser cada vez más ecológico. Las normativas que se dictan en materia de productos fitosanitarios son cada vez más estrictas, lo que propicia que el sector gire hacia una producción mucho más ecológica.
Europa es la que de forma irremediable marca el camino: las normativas cada vez se endurecen más, y para la concesión de ayudas a los agricultores se exige que la utilización de dichos productos sea sostenible y que se fomente la biodiversidad. Dentro de Europa, Dinamarca es el país con mayor compromiso ecológico. Sus políticas y su apoyo a estas iniciativas fueron nominadas y premiadas con la Future Policy Award en 2018. La clave de su éxito fue la concienciación y el compromiso de la población en esta transformación.
En Asturias, tomando como base la referencia danesa, esta concienciación y compromiso han de ser los pilares sobre los que debe sustentarse la biodiversidad en el cultivo de las frutas y hortalizas, teniendo como objetivo mantener un ecosistema equilibrado y variado en nuestros huertos. Esta actitud permite reducir la utilización de fitosanitarios y, sobre todo, tener a la fauna como aliada, aprovechando su efecto favorable como polinizador en el caso de abejas y abejorros. La acción de estos insectos en la época de floración es útil de manera incuestionable, pero también es recomendable que sus poblaciones crezcan y se mantengan en el ecosistema de nuestro cultivo el resto de la temporada; de ahí que sea interesante la posibilidad de dejar una parte de la cubierta vegetal con flora dentro de la parcela, que les permita subsistir fuera de la época de floración del cultivo y que les facilite sitios para su abrigo y cría.
Si el papel que juegan estos insectos como polinizadores es destacado, no lo es menos el que desempeña como controladora de plagas la avifauna. Hay muchas especies de aves que nos pueden servir como control natural de pulgones y de distintos tipos de larvas e insectos. El manejo actual, con la desaparición de las sebes como lindes naturales y la utilización de los cierres cinegéticos, han reducido la diversidad de aves en los cultivos. Una forma muy sencilla de propiciar de nuevo esta biodiversidad es el uso de cajas nido y comederos que faciliten la querencia y el sedimento de colonias de aves beneficiosas en nuestros huertos.
La eficacia de las aves como controladoras de plagas comunes como pulgón ceniciento y carpocapsa ha sido demostrada en un estudio de investigación desarrollado por la Universidad de Oviedo y el Servicio Regional de Desarrollo Agroalimentario de Asturias (SERIDA) en el cultivo de manzana de sidra: la investigación ha concluido que el control biológico sobre insectos mejora en aquellas pomaradas que albergan más especies de aves.
La lucha por la biodiversidad mediante el fomento de prácticas sostenibles a través del mantenimiento de los cierres tradicionales (sebes) y la instalación de cajas nido y comederos de aves se van a incluir dentro de las ayudas medioambientales en las plantaciones de manzano en el Principado de Asturias. Estas ayudas de la PAC han tenido una dotación de 650.000 euros, y se están concediendo por primera vez, lo que reafirma la tendencia hacia las prácticas agrícolas sostenibles.
Y para complementar la defensa biológica de la fauna beneficiosa, no nos debemos olvidar de los quirópteros, que son las distintas familias de murciélagos, que servirían para controlar las polillas y crisópidos. Dentro de las polillas es una verdadera plaga la carpocapsa (Cydia pomonella). Por ese motivo, atraer o fomentar las colonias de murciélagos podría ser también una buena solución.